Cuando quise, desde mis modestos
conocimientos, plasmar en este blog la vida de El Cid Campeador; me di cuenta
de que, si alguien quiere saber a cerca de Rodrigo Díaz de Vivar, debe conocer
un poco la España en que vivió. Por eso, antes de leer el relato de la vida de
El Cid, es muy aconsejable leer las siguientes líneas.
La España que acoge a Rodrigo, segunda
mitad del siglo XI, es una España dividida en reinos. En el tercio norte
cristianos, los dos tercios restantes musulmanes. Los reinos cristianos eran
dos, el de León y el de Pamplona. En el noreste peninsular se habían formado
diversos condados, derivados de la antigua “Marca Hispánica”, barrera de
territorios que Carlomagno había formado en el sur de los pirineos para frenar
el empuje musulmán. Los reinos musulmanes, conocidos como reinos de taifas,
nacieron de la descomposición del Califato de Córdoba. La división del
califato, hizo perder el poder militar al islam español, cediendo al empuje
cristiano. A pesar de ello, todos los reinos de taifas luchaban por heredar la
hegemonía de esplendor y riqueza del Califato Cordobés.
El Reino de León comprendía,
aproximadamente la actual Galicia, norte de Portugal, Asturias, Cantabria y
parte de lo que hoy es el norte de Castilla y León. Se disputaba con Pamplona parte de Burgos, Vizcaya, Álava y la Rioja.
Durante esta segunda mitad del S-XI, Alfonso VI extenderá la frontera del Reino
de León hasta el Tajo, gracias a las conquistas de Coimbra, Coria y Toledo. Por su parte, también de manera aproximada,
Pamplona comprendía Guipúzcoa y el norte de la actual Navarra. En cuanto a los
condados nacidos de la marca hispánica, Aragón compartía dinastía con el reino
pamplonés y comenzará a expandirse hacia los condados de Sobrarbe y Ribagorza. De
los condados nacidos en la actual Cataluña; Pallars, Urgell o Ampurias,
comenzaba a sobresalir la casa Condal de Barcelona, en torno al eje
Barcelona-Gerona-Ausona. De los reinos de taifas, podemos destacar Sevilla,
Zaragoza, Granada, Badajoz y Valencia. Debido a la pérdida de hegemonía militar
de las Taifas, éstas comenzaron a pagar una especie de impuesto de protección a
los reinos cristianos. Este impuesto, llamado Parias, permitía a las Taifas
asegurarse el apoyo militar del rey cristiano al que pagaban, ante ataques de otros
reyes o condes cristianos, o de otras Taifas. La enemistad entre Taifas, surgía
de la pugna que mantenían entre ellas por heredar el esplendor del Califato de
Córdoba. Ninguna cedía al control de otra y siempre había la que ambicionaba
riquezas o territorios del resto. Por su parte, los reinos cristianos también
se enfrentaban entre ellos, bien porque deseaban territorios de otros reinos,
bien porque se creían con derechos a determinadas zonas, bien porque defendían
a una Taifa del ataque de otro reino cristiano…etc. El caso es que la religión,
no era requisito imprescindible para el enfrentamiento ni para la unión entre
los reinos peninsulares. Pero todo esto cambió.
Ramiro, primer Rey de Aragón,
inicia una expansión de su reino que le lleva a anexionarse diversos
territorios pamploneses, aprovechando la muerte del Rey García de Pamplona.
Hacia el este, se anexiona Sobrarbe y Ribagorza. Lo siguiente, continuar hacia
el sur, donde plazas moras impiden su avance. Graus es su objetivo, pero muere
en el intento. Sancho Ramírez, hijo de Ramiro, hereda de su padre, el trono
aragonés y su obstinada idea de expansión. Las tropas castellanas del conde
Sancho, hijo de Fernando El Magno, rey de León, en virtud del acuerdo de
parias, habían ayudado a Al-Muqtadir a vencer en Graus a Ramiro. Esa lección no
se le va a olvidar a Sancho Ramírez. Así que, treinta años antes de que se
llamara a la Cruzada para reconquistar Jerusalén para el cristianismo, Sancho
Ramírez, rey de Aragón, después de pedir el consentimiento al Papa Alejandro,
hace un llamamiento a todo el cristianismo para la lucha armada contra el
islam. La primera cruzada aparecía así en la historia en 1064. Gracias a esta
jugada, ningún reino cristiano puede intervenir, si no es a favor de los
cruzados; pero es que además, a la llamada acuden contingentes armados europeos,
sobre todo normandos y francos. El conde de Urgell, aliado de Aragón no falta a
la cita. También va a acudir el obispo de Vic, con sus huestes. La victoria es
para los cristianos. Armengol III, conde de Urgell y cuñado de Sancho de
Aragón, queda al mando de Barbastro, en nombre del Rey de Aragón.
Pero los musulmanes, que ya
habían usado la fórmula del llamamiento a la defensa de la fe islámica en
décadas anteriores, retoman esta idea. El llamamiento a la Yihad es un éxito,
la reconquista para Zaragoza de Barbastro se consuma, vuelve a ser mora.
Para los reinos musulmanes la
victoria en Barbastro es un espejismo, las rencillas entre ellos no terminan, las
parias que pagaban la Taifas a los reinos cristianos las consumen, obligaban a
éstas a absorber a Taifas más débiles, a luchar entre ellas por ricos valles,
prósperos territorios para financiarse. Continúa de esta manera la descomposición en la península del poder
musulmán. Esto, y el acoso de los reinos cristianos, hizo que algunos reyezuelos
musulmanes se pusieran en contacto con Yusuf ben Tashfin, líder de los
almorávides, movimiento ultrareligioso musulmán, que se había extendido desde
el sur de Mauritania hasta la actual Marruecos. Haciendo un llamamiento a la
Yihad, algunos reyezuelos musulmanes del Al-andalus, intentaron, gracias al
poder militar almorávide, unir todos los reinos musulmanes para marchar contra
los cristianos. Apelando a la fe, los musulmanes hispanos, intentaron dar un
vuelco a la situación de hegemonía militar cristiana. La España mora abre la
puerta a los almorávides.
Paralelamente, en los reinos cristianos estaba naciendo el feudalismo.
Los señores de la tierra, cada vez tienen más poder.
Todo empieza en los inicios de la reconquista. La gente de a pie que
vive en el campo, lo hace en condiciones de servidumbre. Al sur, los reinos
cristianos están reconquistando tierras, pero éstas, sin colonos, no se pueden
ocupar. ¿Quién se va a exponer a trasladarse al sur, a la frontera con los
reinos musulmanes? ¿Quién está dispuesto a arriesgarse a sufrir el ataque y
saqueo (Razzia) de un contingente moro? Para compensar el riesgo, a estos
pioneros se les va a conceder condiciones especiales. Van a ser dueños de la
tierra. Estos campesinos, por su condición de fronterizos, serán además
guerreros ya que tendrán que defenderse de las razzias moras.
La nobleza militar empezará también a recibir tierras, a cambio de los
servicios prestados en combate. No serán los únicos, la iglesia, también se
verá beneficiada de la misma manera, gracias a las donaciones. Las tierras
entregadas a la nobleza y a la iglesia, necesitarán de colonos. Para atraerlos,
se les concederán privilegios especiales, que no gozan en el norte. Los
pequeños propietarios, por si solos, no pueden defenderse, ya no sólo de las
razzias, si no de señores más poderosos que ambicionan sus tierras. Necesitan
de señores con capacidad militar más fuerte. Así, el pez grande se come al
pequeño. Para ser defendido por un señor, el campesino ha de pagar un tributo,
el cual se consigue mediante las cosechas. El año de malas cosechas, no se
puede pagar el tributo…, los campesinos, poco a poco pierden las propiedades de
las tierras. Los señoríos comienzan a crecer. Surge el feudalismo.
Nuevas clases sociales intermedias aparecen. Los infanzones y
caballeros. Los infanzones eran descendientes de la nobleza, segundones que no
habían heredado el título de sus padres. Los caballeros eran guerreros que
gracias a su poder adquisitivo, podían permitirse disponer de caballo e
instrumental guerrero. De esta manera, pasaban a ser de profesión guerreros. Si
conseguían fama en el campo de batalla, el señor podía concederles el estatuto
de infanzones (pequeña nobleza). Por méritos en el campo de batalla, el
infanzón podía incluso conseguir la dignidad condal.
Muy a grandes rasgos, esta es la España que acoge a El Cid, una España
de muchos reinos y condados, una España de muchos condados y reinos.
Gran historia y muy bien contada. Excelente historiador!!!
ResponderEliminarGracias por el comentario, Mr.Monchi.
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